El paladar blando elongado es una anomalía congénita. Se considera como tal si se extiende caudalmente a la epiglotis más de 1-3 mm. El paladar blando se compone del músculo palatino recubierto de mucosa oral y está inervado por los pares craneales IX y X.
El paladar blando es llevado hacia caudal en cada inspiración, obstruyendo la zona dorsal de la glotis y creando un flujo turbulento al paso de aire, lo cual incremente el esfuerzo inspiratorio. Además, en ocasiones, es succionado entre los cartílagos aritenoides, lo cual agrava la situación. Como consecuencia, la mucosa laríngea se inflama y edematiza, estrechando mucho más el paso de aire. Además, las modificaciones anatómicas de la zona pueden ocasionar dificultad deglutoria, lo que potencialmente redunda en una neumonía por aspiración.
En la anamnesis de estos pacientes encontramos con frecuencia:
- Respiración dificultosa y ruidosa.
- Carraspera o arcadas, muchas veces no productivas o con eliminación de flemas.
- Intolerancia al ejercicio, que puede empeorar con el calor, la humedad, el estrés o la excitación.
- En ocasiones, inquietud durante el sueño por la dificultad respiratoria.
Durante el examen físico encontramos:
- Estertor o ronquido prominente a la auscultación laríngea.
- Incremento del esfuerzo inspiratorio: jadeo constante, adopción de postura ortopnéica, uso exagerado de la musculatura abdominal durante los movimientos respiratorios.
Para realizar un examen directo adecuado de la zona, es necesario someter al paciente a una sedación/anestesia. El paladar blando elongado a menudo se superpone a la epiglotis en más de un centímetro y se presenta inflamado y engrosado. En ocasiones, encontraremos también los cartílagos aritenoides edematosos.
Es necesario el estudio radiológico del tórax para descartar patologías concurrentes: hipoplasia de tráquea, cardiomegalia o neumonía son las principales.
Una vez explorado el paciente, hay que establecer un diagnóstico diferencial con otras patologías que pueden cursar con un cuadro clínico parecido:
- Masas obstructivas en glotis, laringe o tráquea.
- Hipoplasia traqueal.
- Parálisis o colapso laríngeo.
- Afección traumática de la vía aérea.
El tratamiento de esta patología tiene dos fases, que a menudo se desarrollan de manera más o menos simultánea:
a) Tratamiento médico:
- Pérdida de peso.
- Restricción de la actividad.
- Sedación, oxigenoterapia y tratamiento antiinflamatorio agresivo en crisis agudas con compromiso severo de la vía aérea.
b) Tratamiento quirúrgico: es conveniente realizar la resección del paladar blando cuando el paciente es joven (2-24 meses) para evitar la degeneración y colapso de los cartílagos que conforman la laringe. Aunque existen otras técnicas, la más novedosa y demostradamente eficaz, es la palatoplastia con láser de CO2.
El postoperatorio suele desarrollarse de manera tranquila y sin contratiempos, aunque si hay un componente inflamatorio importante, puede ser necesario realizar una traqueotomía temporal para evitar el compromiso respiratorio.
El pronóstico sin intervención quirúrgica es malo, puesto que el colapso laríngeo y el compromiso respiratorio van empeorando conforme pasa el tiempo. El pronóstico con cirugía es bueno si todavía no se ha instaurado el colapso laríngeo, en cuyo caso, los pacientes comienzan a respirar destacadamente mejor nada más despertar de la anestesia. En animales de edad avanzada el pronóstico es peor, dado que generalmente se ha desarrollado un cierto grado de colapso laríngeo. El pronóstico mejora sustancialmente si la resección se ha hecho con láser de CO2.